En
las grandes ciudades, durante la última década, han proliferado los denominados
clubes cannábicos. Son gestionados en su mayoría por asociaciones, lo que
aparentemente se debe a una ambigüedad legal que mantiene a autoridades y
consumidores de cannabis en un tira y afloja constante. En nuestro país está
prohibido el cultivo fuera de los límites autorizados de las plantas
productoras de drogas, independientemente de que el fin sea el autoconsumo o
no, pero a raíz de alguna sentencia aislada y siguiendo la jurisprudencia del
TS en referencia al consumo compartido, cada vez es más común la existencia de
asociaciones que dicen producir marihuana de forma colectiva para distribuirla
exclusivamente entre sus socios.
Federación
de Asociaciones Cannábicas
Sólo
la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) reúne a un total de 30 clubes
del país. Las primeras agrupaciones de este tipo surgieron sobre el año
2000 y, a pesar de puntuales intervenciones policiales, su número se ha
incrementado hasta el punto de que actualmente se desconoce cuántas funcionan
en España.
Los
promotores de estos grupos afirman que son una alternativa al mercado negro de
la marihuana. Sin embargo, las autoridades objetan que el fomento del
consumo de drogas está tipificado como delito y alegan que estas iniciativas
efectivamente lo llevan a cabo.
Funcionamiento
En
general se tratan de asociaciones privadas, aparentemente sin ánimo de lucro,
cuyos miembros contribuyen en la producción colectiva de la marihuana que
consumen, así como en el mantenimiento y gestión del local y personal.
La
compra y venta de semillas es libre, pues no está catalogada en ninguno de los
convenios al no contener principios activos.
Se
puede pertenecer a estas sociedades ya sea por motivos lúdicos como aparentemente
terapéuticos. En el primer caso el candidato debe ir recomendado por un socio,
en el segundo se debe demostrar el tipo de enfermedad padecida, usualmente
pacientes con SIDA, esclerosis múltiple, etc. Son círculos cerrados, cada
uno se responsabiliza de traer a alguien de confianza y así evitar filtraciones
innecesarias.
Una
vez se pasa a formar parte del club, el socio puede obtener marihuana mediante
precio, cultivo o intercambio para el consumo, por lo que estaría en el límite
de la legalidad, y por definición, incurriendo los responsables presuntamente
en un delito.
Bajo
esta aparente bondad y falta de ánimo de lucro se esconde un auténtico negocio
de publicaciones periódicas, tiendas relacionadas con el cáñamo en el que se
venden todo tipo de objetos y productos, e incluso herboristerías, en las que
en alguna ocasión las autoridades han realizado intervención de drogas.
Con ello lo único que se pretende es presentar el consumo de cannabis como algo inocuo y animar a su consumo.
Inseguridad jurídica
Coffee Shop holandés. Imagen: Holland.com |
Este
tipo de asociaciones defienden que el consumo de cualquier droga ilícita está
despenalizado en España desde 1974, y cultivar para el propio consumo no es un
delito, extremo que no recoge la ley. Según exponen la legislación considera
delito obtener o poseer la droga con ánimo de traficar, algo que deja abierta
la puerta a una interpretación amplia. Defienden que gracias a estos clubes los
consumidores de marihuana se libran del mercado negro, conocen la calidad de lo
que consumen, eligen las variedades de cultivo y protegen colectivamente sus
derechos. Habitualmente si la policía multa a uno de sus miembros por
posesión de marihuana se la reponen y le tramitan el recurso. También se dejan
por el camino el acto de cultivo, el facilitar, promover el consumo e incluso
las cantidades predispuestas al tráfico que establece la diferente
jurisprudencia al respecto.
Cerca
de la ilegalidad
El
número de locales cannábicos está aumentando, y al ser recintos privados es muy
difícil probar que hay fomento del consumo y constatar el mismo. Hay despachos
de abogados que colaboran con ellos, también socios y consumidores de éstas y
otras drogas, y aseguran que la ley está muy clara y no hay un vacío legal.
Defienden que son asociaciones cuyo fin es crear un espacio privado de
distribución y el Estado no tiene derecho a intervenir en ellos. En Cataluña,
uno de los lugares pioneros en este tipo de locales, las diligencias abiertas
contra asociaciones de este tipo han sido archivadas, y los imputados que
llegaron a juicio fueron absueltos. En algunos casos tras archivarse el
caso se ha seguido un proceso contra la policía por detención ilegal. Habría que
examinar caso a caso por si efectivamente es un logro profesional de diversos
despachos o fallos de instrucción por parte de la policía o de los órganos
judiciales.
Aspectos
legales
Sus
portavoces reconocen que se mueven en los límites de la legalidad. Cerca de una
decena de colectivos en Galicia, siguiendo el ejemplo de otras asociaciones,
están fomentando el consumo en clubes privados escudándose, por un lado, en las
lagunas legales que permiten el consumo en entornos privados y, por otro, en
que la ley de asociacionismo establece que los colectivos deben reunirse por
motivos también privados.
Son
locales de acceso restringido -se evita encuadrarse en lo que es el consumo en
local o vía pública-, y dicen que no se obtiene beneficio económico, descartando
por esa vía el hablar de tráfico de drogas. Los socios deben ser mayores
de edad, y las cantidades de cannabis que lleven encima no pueden rebasar lo
que se considera autoconsumo.
Más
complicado es el tema de los llamados cultivos sociales. Se trata de plantaciones
en el exterior, o lugares debidamente protegidos y de las que sólo se encargan
determinadas personas.
El
problema lógico con el que se encuentran los socios es el traslado o porte de
la droga por la vía pública. Si bien no está castigado el consumo privado, sí
que lo hace administrativamente cuando se realiza en la calle, al igual que su
posesión en espacios o vías públicas (Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero,
sobre Protección de la Seguridad Ciudadana).
Asociaciones
en Galicia
En
internet aparecen varias asociaciones, aunque es de suponer que irán
aumentando:
Rúa
de Santiago, 19 - baixo
36202
Vigo (Pontevedra)
LeGaliza
- Colectivo Cannabico Galego
Apdo.
de correos 160
15080
A Coruña
Tel.:
617 07 57 95
E-mail: legaliza@canabo.net
Persoas
Antiprohibicionistas de Compostela (PACO)
Apdo.
de correos 968
15700
Santiago de Compostela
E-mail: kalimero@axis.org
Asociación
Libre Antiprohibicionista (ALA)
Apdo.
de correos 19
27740
Mondoñedo (Lugo)
Colectivo
Antiprohibicionista MarinGuana
Rua
Caracol, 15 - 3º
36900
Marín (Pontevedra)
Asociación
Pontevedresa de Estudios del Kannabis (A.P.E.K.)
San
Nicolás, 14 Bjiz
36002
Pontevedra
Tel.:
627 35 01 55
E-mail: zonapek@hotmail.com
Flores Boas
(Bar
Rufo)
Rua
Real, 27
36202
Vigo (Pontevedra)
Movimiento
Antiprohibicionista de Ria de Vigo (MARIA de Vigo)
Primeira
Travesía de Romil, 8
36202
Vigo (Pontevedra)
Asambleia
de Cultivadores de Marihuana de Ogrobe "A Morada"
Rua
do Vento, 26
36980
O Grove (Pontevedra)
E-mail: virtualciber@ctv.es
Uso
médico de la marihuana
Los
generalidad de los médicos especialistas se expresan con claridad: el cannabis
terapéutico tiene forma de tableta o infusión, pero no de cigarrillo. El
"porro" terapéutico no existe.
Los
casos de detenidos que alegan usar la marihuana como terapia paliativa de
dolencias abundan. Son varios los estudios que certifican los efectos
de esta planta para aumentar el apetito en enfermos de cáncer y
sida, inhibir náuseas y vómitos por la quimioterapia y aliviar los
dolores crónicos.
El
THC 9 es el componente psicoactivo más potente de la Cannabis Sativa, la que se
extrae y sintetiza en tabletas e infusiones que permiten controlar las
dosis. La fabricación de esos medicamentos se aprobó en un primer momento en
Canadá, Holanda, algunas zonas de Estados Unidos y finalmente ha llegado a
España tras su paso por otros países como Inglaterra.
Pastillas
e infusiones
El
efecto de estas infusiones y tabletas es muy distinto al que produce fumar
un cigarro de marihuana: por vía inhalatoria se absorbe eficazmente, pero
en el proceso de combustión se destruye el 80 por ciento de los principios
activos.
Además
el efecto terapéutico de fumar marihuana va acompañado de consecuencias
adversas: efectos alucinógenos, adicción, apatía, y también graves
problemas pulmonares, que van desde la bronquitis hasta la neumonía y el
cáncer.
Se
utilizan cuando los fármacos tradicionales no le han servido al paciente.
Hay medicamentos que tienen mejores efectos, pero cuando no han
dado resultados en algunos casos, generalmente terminales, los
médicos ofrecen probar con pastillas o infusiones de THC 9.
Últimos
estudios
Presentación en cápsulas. Imagen: growlandia.com |
El
uso terapéutico de la marihuana es muy antiguo, pero no así la
investigación sobre ella. Hace 25 años empezaron estudios en profundidad,
y los últimos descubrimientos han sido sorprendentes.
Antes
se creía que los cannabinoides ejercían su acción farmacológica sobre el
sistema nervioso, pero hace 15 años se descubrió la existencia de un
sistema cannabinoide endógeno; es decir, que el mismo organismo genera sus
propios cannabinoides (y tiene receptores para ellos), que cumplirían
funciones fisiológicas que están siendo investigadas y que estarían
ligadas, entre otras cosas, a la coordinación motora, el aprendizaje, la
memoria, el control de las emociones y el sistema inmunológico.
Se
ha estudiado que los cannabinoides provenientes de la marihuana podrían
actuar en enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis
reumatoídea y el mismo cáncer, pero desde luego no ofrecen su curación.
Investigaciones en ratas señalan que los componentes activos del cannabis
pueden detener el crecimiento de tumores.
Los
médicos señalan que estos psicoactivos deben consumirse en dosis muy
medidas para evitar los efectos adversos de la cannabis (mareos,
somnolencia, pérdida de memoria). De ahí que el uso médico de la marihuana
sea muy distinto al lúdico-recreativo.
Su
declaración se basa en: marihuana legalizada no. Marihuana investigada y
transformada en fármacos sí.
También
se está trabajando en su uso para tratamiento del alzheimer y el deterioro
senil, que se asocia a un envejecimiento del sistema cannabinoide
endógeno.
La
desinformación es total, o la información errónea como la que intentan divulgar
las distintas asociaciones, falsa, pues no existe evidencia científica que
califique a la marihuana como medicina. No hay ningún soporte en la literatura
médica que indique que la marihuana, ni ninguna otra medicina, deba ser fumada
como para su administración.
Aunque
no hay evidencia de los beneficios de fumar marihuana, si que hay muchos riesgos
de corto y largo plazo asociados con el uso de la marihuana."
Muchos
de los elementos de la planta de marihuana sí que tienen un valor potencial
para el uso médico. Por ejemplo, una versión sintética de uno de los
ingredientes de la marihuana ya ha sido aprobado para tratar nausea para
pacientes de quimioterapia, y también para tratar anorexia asociada con la
pérdida de peso de pacientes con SIDA.
Estos
medicamentos tienen limitaciones, incluyendo la lentitud en dar alivio.
Investigadores están explorando sistemas de administración que permitan alivio
rápido (como por ejemplo un inhalador oral como los que usan los pacientes
asmáticos) y que responda a las necesidades de los pacientes.
Por
lo tanto hay mucha diferencia entre estos medicamentos y quemar hierba y
fumarla, tal como afirman sus partidarios. La aspirina se descubrió por primera
vez en la corteza del sauce, y de allí se sintetizó eventualmente el agente
terapéutico ácido acetil salicílico. Hoy en día nadie masticaría la corteza del
sauce (y menos la fumaría) para combatir un dolor de cabeza.
Inhalador comercializado en España bajo la denominación Sativex |
Punto
de vista farmacéutico
En
la página oficial del Colegio de Farmacéuticos Españoles se indica que en
nuestro país no está permitido el uso terapéutico del cannabis. Reconocen que
hay un número importante de pacientes que están consumiendo la sustancia con
esa finalidad, y ello tiene sus riesgos, ya que la carencia de control médico y
la variabilidad en principios activos de la planta hacen muy difícil un control
suficiente que permita una buena dosificación y un seguimiento de su uso.
Mucha
gente ha aprovechado el debate sobre el uso terapéutico para defender el
consumo de la sustancia fuera del ámbito paliativo. También han surgido algunas
voces abogando por el consumo libre y defendiendo su inocuidad y atoxicidad.
En
Holanda hay dos variedades que se dispensan en las farmacias: Bedrocan y
SIMM18. En España la composición en principios activos es desconocida, ya que
se consigue la sustancia a partir de diferentes fuentes ilegales y sin control
del producto.
Desaconsejan
totalmente el consumo de la resina (hachís, chocolate), porque tiene una mayor
concentración en principios activos -mayor posibilidad de intoxicación- y
también contiene productos que se mezclan con la sustancia y pueden ser muy
tóxicos.
Entre
sus usos, no registrados oficialmente, por supuesto están:
Esclerosis
múltiple y problemas de médula espinal: contra el dolor, espasmos y
convulsiones musculares, cáncer, VIH/SIDA: dolor; vómitos y náuseas como
efectos secundarios de la quimioterapia, la radioterapia y la medicación
antirretroviral; como estimulante del apetito. Dolores crónicos de origen
nervioso. Síndrome de Guilles de Tourette: ayuda a detener los tics.
Advierten
que el cannabis no juega ningún papel en la curación de estas dolencias. En
algunos casos y ante el fracaso de los fármacos existentes para abordarlas,
puede ayudar a aliviar sus síntomas. Aconsejan, pese a que no esté autorizado
en nuestro entorno, comentar con el médico la posibilidad de consumir el
cannabis.
También
se habla de otras indicaciones, pero no hay suficientes estudios clínicos que
las avalen.
Contraindicaciones
Trastornos
psicóticos, pacientes con problemas psicológicos, problemas de corazón:
arritmias cardíacas, insuficiencia coronaria o pacientes que hayan tenido
alguna angina de pecho o infarto. Contraindicado en personas que deban utilizar
maquinaria o tengan que conducir. Se recomienda, si se ha consumido cannabis
por vía inhalatoria, esperar como mínimo dos horas antes de conducir. Si se ha
tomado por vía oral -inhalación, cápsulas, con la comida, etc.-, esperar al
menos cuatro horas.
El
cannabis medicinal se puede utilizar de diferentes maneras: infusión,
inhalación o ingestión.
La
inhalación es la vía más rápida, porque los principios activos del cannabis van
directamente a los pulmones y su absorción es más rápida. Se utilizan vaporizadores,
unos aparatos que calientan el cannabis y hacen que los principios activos se
volatilicen y vayan a los pulmones una vez se han inhalado. La diferencia con
la combustión (fumar) es que esta segunda opción es más nociva porque están
presentes algunos agentes cancerígenos e irritantes para las vías
respiratorias.
La
inhalación de cannabis tiene más posibilidades de producir efectos secundarios
psicológicos. Sobre todo si el cannabis lleva mucho dronabinol, extremo que no
podemos saber.
Interacciones
con otros medicamentos
Antidepresivos
inhibidores selectivos de la captación de serotonina: El THC puede aumentar el
efecto de la fluoxetina.
Antidepresivos
tricíclicos: El THC puede aumentar los efectos secundarios de la amitriptilina,
que serían taquicardia, hipertensión y sedación.
Antiinflamatorios
no esteroideos: La indometacina y el ácido acetilsalicílico reducen los efectos
del THC.
Barbitúricos:
Aumentan los efectos depresivos del THC y también aumentan la taquicardia que
provoca el consumo de THC.
Benzodiazepinas:
Pueden aumentar la depresión del sistema nervioso y a la vez también del
sistema respiratorio.
Beta-bloqueantes:
Reducen la taquicardia asociada al THC.
Etanol
(alcohol): Puede aumentar el deterioro del sistema nervioso.
Opiáceos:
Aumentan la sedación y la analgesia.
Teofilina:
Los cannabinoides aumentan el catabolismo de la teofilina. Por tanto será
necesario aumentar la dosis.
Anticolinérgicos:
La atropina y la escopolamina pueden aumentar la taquicardia producida por el
THC.
Disulfiramo:
El THC interacciona con el disulfiramo, produciendo una reacción muy
desagradable para el paciente.
Si
se está tomando algún medicamento, hay que contrastar siempre que no
interaccione con las sustancias que contiene el cannabis.
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