miércoles, 9 de noviembre de 2011

Defensores del cannabis, clubes privados y usos médicos.

En las grandes ciudades, durante la última década, han proliferado los denominados clubes cannábicos. Son gestionados en su mayoría por asociaciones, lo que aparentemente se debe a una ambigüedad legal que mantiene a autoridades y consumidores de cannabis en un tira y afloja constante. En nuestro país está prohibido el cultivo fuera de los límites autorizados de las plantas productoras de drogas, independientemente de que el fin sea el autoconsumo o no, pero a raíz de alguna sentencia aislada y siguiendo la jurisprudencia del TS en referencia al consumo compartido, cada vez es más común la existencia de asociaciones que dicen producir marihuana de forma colectiva para distribuirla exclusivamente entre sus socios.

Federación de Asociaciones Cannábicas
Sólo la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) reúne a un total de 30 clubes del país. Las primeras agrupaciones de este tipo surgieron sobre el año 2000 y, a pesar de puntuales intervenciones policiales, su número se ha incrementado hasta el punto de que actualmente se desconoce cuántas funcionan en España.
Los promotores de estos grupos afirman que son una alternativa al mercado negro de la marihuana. Sin embargo, las autoridades objetan que el fomento del consumo de drogas está tipificado como delito y alegan que estas iniciativas efectivamente lo llevan a cabo.

Funcionamiento
En general se tratan de asociaciones privadas, aparentemente sin ánimo de lucro, cuyos miembros contribuyen en la producción colectiva de la marihuana que consumen, así como en el mantenimiento y gestión del local y personal.
La compra y venta de semillas es libre, pues no está catalogada en ninguno de los convenios al no contener principios activos.
Se puede pertenecer a estas sociedades ya sea por motivos lúdicos como aparentemente terapéuticos. En el primer caso el candidato debe ir recomendado por un socio, en el segundo se debe demostrar el tipo de enfermedad padecida, usualmente pacientes con SIDA, esclerosis múltiple, etc. Son círculos cerrados, cada uno se responsabiliza de traer a alguien de confianza y así evitar filtraciones innecesarias.
Una vez se pasa a formar parte del club, el socio puede obtener marihuana mediante precio, cultivo o intercambio para el consumo, por lo que estaría en el límite de la legalidad, y por definición, incurriendo los responsables presuntamente en un delito.
Bajo esta aparente bondad y falta de ánimo de lucro se esconde un auténtico negocio de publicaciones periódicas, tiendas relacionadas con el cáñamo en el que se venden todo tipo de objetos y productos, e incluso herboristerías, en las que en alguna ocasión las autoridades han realizado intervención de drogas.
Con ello lo único que se pretende es presentar el consumo de cannabis como algo inocuo y animar a su consumo.

Coffee Shop holandés. Imagen: Holland.com
Inseguridad jurídica 
Este tipo de asociaciones defienden que el consumo de cualquier droga ilícita está despenalizado en España desde 1974, y cultivar para el propio consumo no es un delito, extremo que no recoge la ley. Según exponen la legislación considera delito obtener o poseer la droga con ánimo de traficar, algo que deja abierta la puerta a una interpretación amplia. Defienden que gracias a estos clubes los consumidores de marihuana se libran del mercado negro, conocen la calidad de lo que consumen, eligen las variedades de cultivo y protegen colectivamente sus derechos. Habitualmente si la policía multa a uno de sus miembros por posesión de marihuana se la reponen y le tramitan el recurso. También se dejan por el camino el acto de cultivo, el facilitar, promover el consumo e incluso las cantidades predispuestas al tráfico que establece la diferente jurisprudencia al respecto.

Cerca de la ilegalidad
El número de locales cannábicos está aumentando, y al ser recintos privados es muy difícil probar que hay fomento del consumo y constatar el mismo. Hay despachos de abogados que colaboran con ellos, también socios y consumidores de éstas y otras drogas, y aseguran que la ley está muy clara y no hay un vacío legal. Defienden que son asociaciones cuyo fin es crear un espacio privado de distribución y el Estado no tiene derecho a intervenir en ellos. En Cataluña, uno de los lugares pioneros en este tipo de locales, las diligencias abiertas contra asociaciones de este tipo han sido archivadas, y los imputados que llegaron a juicio fueron absueltos. En algunos casos tras archivarse el caso se ha seguido un proceso contra la policía por detención ilegal. Habría que examinar caso a caso por si efectivamente es un logro profesional de diversos despachos o fallos de instrucción por parte de la policía o de los órganos judiciales.

Aspectos legales
Sus portavoces reconocen que se mueven en los límites de la legalidad. Cerca de una decena de colectivos en Galicia, siguiendo el ejemplo de otras asociaciones, están fomentando el consumo en clubes privados escudándose, por un lado, en las lagunas legales que permiten el consumo en entornos privados y, por otro, en que la ley de asociacionismo establece que los colectivos deben reunirse por motivos también privados.
Son locales de acceso restringido -se evita encuadrarse en lo que es el consumo en local o vía pública-, y dicen que no se obtiene beneficio económico, descartando por esa vía el hablar de tráfico de drogas. Los socios deben ser mayores de edad, y las cantidades de cannabis que lleven encima no pueden rebasar lo que se considera autoconsumo.
Más complicado es el tema de los llamados cultivos sociales. Se trata de plantaciones en el exterior, o lugares debidamente protegidos y de las que sólo se encargan determinadas personas.
El problema lógico con el que se encuentran los socios es el traslado o porte de la droga por la vía pública. Si bien no está castigado el consumo privado, sí que lo hace administrativamente cuando se realiza en la calle, al igual que su posesión en espacios o vías públicas (Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana).

Asociaciones en Galicia
En internet aparecen varias asociaciones, aunque es de suponer que irán aumentando:

Rúa de Santiago, 19 - baixo
36202 Vigo (Pontevedra)

LeGaliza - Colectivo Cannabico Galego 
Apdo. de correos 160 
15080 A Coruña 
Tel.: 617 07 57 95 
E-mail: legaliza@canabo.net

Persoas Antiprohibicionistas de Compostela (PACO) 
Apdo. de correos 968 
15700 Santiago de Compostela 
E-mail: kalimero@axis.org

Asociación Libre Antiprohibicionista (ALA) 
Apdo. de correos 19 
27740 Mondoñedo (Lugo)

Colectivo Antiprohibicionista MarinGuana 
Rua Caracol, 15 - 3º 
36900 Marín (Pontevedra) 

Asociación Pontevedresa de Estudios del Kannabis (A.P.E.K.)
San Nicolás, 14 Bjiz
36002 Pontevedra
Tel.: 627 35 01 55
E-mail: zonapek@hotmail.com

Flores Boas 
(Bar Rufo) 
Rua Real, 27 
36202 Vigo (Pontevedra) 

Movimiento Antiprohibicionista de Ria de Vigo (MARIA de Vigo) 
Primeira Travesía de Romil, 8 
36202 Vigo (Pontevedra)

Asambleia de Cultivadores de Marihuana de Ogrobe "A Morada" 
Rua do Vento, 26 
36980 O Grove (Pontevedra) 
E-mail: virtualciber@ctv.es

Uso médico de la marihuana
Los generalidad de los médicos especialistas se expresan con claridad: el cannabis terapéutico tiene forma de tableta o infusión, pero no de cigarrillo. El "porro" terapéutico no existe.
Los casos de detenidos que alegan usar la marihuana como terapia paliativa de dolencias abundan. Son varios los estudios que certifican los efectos de esta planta para aumentar el apetito en enfermos de cáncer y sida, inhibir náuseas y vómitos por la quimioterapia y aliviar los dolores crónicos.
El THC 9 es el componente psicoactivo más potente de la Cannabis Sativa, la que se extrae y sintetiza en tabletas e infusiones que permiten controlar las dosis. La fabricación de esos medicamentos se aprobó en un primer momento en Canadá, Holanda, algunas zonas de Estados Unidos y finalmente ha llegado a España tras su paso por otros países como Inglaterra.

Pastillas e infusiones
El efecto de estas infusiones y tabletas es muy distinto al que produce fumar un cigarro de marihuana: por vía inhalatoria se absorbe eficazmente, pero en el proceso de combustión se destruye el 80 por ciento de los principios activos.
Además el efecto terapéutico de fumar marihuana va acompañado de consecuencias adversas: efectos alucinógenos, adicción, apatía, y también graves problemas pulmonares, que van desde la bronquitis hasta la neumonía y el cáncer. 
Se utilizan cuando los fármacos tradicionales no le han servido al paciente. Hay medicamentos que tienen mejores efectos, pero cuando no han dado resultados en algunos casos, generalmente terminales, los médicos ofrecen probar con pastillas o infusiones de THC 9.

Presentación en cápsulas. Imagen: growlandia.com
Últimos estudios
El uso terapéutico de la marihuana es muy antiguo, pero no así la investigación sobre ella. Hace 25 años empezaron estudios en profundidad, y los últimos descubrimientos han sido sorprendentes.
Antes se creía que los cannabinoides ejercían su acción farmacológica sobre el sistema nervioso, pero hace 15 años se descubrió la existencia de un sistema cannabinoide endógeno; es decir, que el mismo organismo genera sus propios cannabinoides (y tiene receptores para ellos), que cumplirían funciones fisiológicas que están siendo investigadas y que estarían ligadas, entre otras cosas, a la coordinación motora, el aprendizaje, la memoria, el control de las emociones y el sistema inmunológico.
Se ha estudiado que los cannabinoides provenientes de la marihuana podrían actuar en enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoídea y el mismo cáncer, pero desde luego no ofrecen su curación. Investigaciones en ratas señalan que los componentes activos del cannabis pueden detener el crecimiento de tumores.
Los médicos señalan que estos psicoactivos deben consumirse en dosis muy medidas para evitar los efectos adversos de la cannabis (mareos, somnolencia, pérdida de memoria). De ahí que el uso médico de la marihuana sea muy distinto al lúdico-recreativo.
Su declaración se basa en: marihuana legalizada no. Marihuana investigada y transformada en fármacos sí.
También se está trabajando en su uso para tratamiento del alzheimer y el deterioro senil, que se asocia a un envejecimiento del sistema cannabinoide endógeno.
La desinformación es total, o la información errónea como la que intentan divulgar las distintas asociaciones, falsa, pues no existe evidencia científica que califique a la marihuana como medicina. No hay ningún soporte en la literatura médica que indique que la marihuana, ni ninguna otra medicina, deba ser fumada como para su administración.  
Aunque no hay evidencia de los beneficios de fumar marihuana, si que hay muchos riesgos de corto y largo plazo asociados con el uso de la marihuana."
Muchos de los elementos de la planta de marihuana sí que tienen un valor potencial para el uso médico. Por ejemplo, una versión sintética de uno de los ingredientes de la marihuana ya ha sido aprobado para tratar nausea para pacientes de quimioterapia, y también para tratar anorexia asociada con la pérdida de peso de pacientes con SIDA. 
Estos medicamentos tienen limitaciones, incluyendo la lentitud en dar alivio. Investigadores están explorando sistemas de administración que permitan alivio rápido (como por ejemplo un inhalador oral como los que usan los pacientes asmáticos) y que responda a las necesidades de los pacientes. 
Por lo tanto hay mucha diferencia entre estos medicamentos y quemar hierba y fumarla, tal como afirman sus partidarios. La aspirina se descubrió por primera vez en la corteza del sauce, y de allí se sintetizó eventualmente el agente terapéutico ácido acetil salicílico. Hoy en día nadie masticaría la corteza del sauce (y menos la fumaría) para combatir un dolor de cabeza.

Inhalador comercializado en España bajo la denominación Sativex
Punto de vista farmacéutico
En la página oficial del Colegio de Farmacéuticos Españoles se indica que en nuestro país no está permitido el uso terapéutico del cannabis. Reconocen que hay un número importante de pacientes que están consumiendo la sustancia con esa finalidad, y ello tiene sus riesgos, ya que la carencia de control médico y la variabilidad en principios activos de la planta hacen muy difícil un control suficiente que permita una buena dosificación y un seguimiento de su uso.
Mucha gente ha aprovechado el debate sobre el uso terapéutico para defender el consumo de la sustancia fuera del ámbito paliativo. También han surgido algunas voces abogando por el consumo libre y defendiendo su inocuidad y atoxicidad.
En Holanda hay dos variedades que se dispensan en las farmacias: Bedrocan y SIMM18. En España la composición en principios activos es desconocida, ya que se consigue la sustancia a partir de diferentes fuentes ilegales y sin control del producto.
Desaconsejan totalmente el consumo de la resina (hachís, chocolate), porque tiene una mayor concentración en principios activos -mayor posibilidad de intoxicación- y también contiene productos que se mezclan con la sustancia y pueden ser muy tóxicos.
Entre sus usos, no registrados oficialmente, por supuesto están:
Esclerosis múltiple y problemas de médula espinal: contra el dolor, espasmos y convulsiones musculares, cáncer, VIH/SIDA: dolor; vómitos y náuseas como efectos secundarios de la quimioterapia, la radioterapia y la medicación antirretroviral; como estimulante del apetito. Dolores crónicos de origen nervioso. Síndrome de Guilles de Tourette: ayuda a detener los tics.
Advierten que el cannabis no juega ningún papel en la curación de estas dolencias. En algunos casos y ante el fracaso de los fármacos existentes para abordarlas, puede ayudar a aliviar sus síntomas. Aconsejan, pese a que no esté autorizado en nuestro entorno, comentar con el médico la posibilidad de consumir el cannabis.
También se habla de otras indicaciones, pero no hay suficientes estudios clínicos que las avalen.
Contraindicaciones
Trastornos psicóticos, pacientes con problemas psicológicos, problemas de corazón: arritmias cardíacas, insuficiencia coronaria o pacientes que hayan tenido alguna angina de pecho o infarto. Contraindicado en personas que deban utilizar maquinaria o tengan que conducir. Se recomienda, si se ha consumido cannabis por vía inhalatoria, esperar como mínimo dos horas antes de conducir. Si se ha tomado por vía oral -inhalación, cápsulas, con la comida, etc.-, esperar al menos cuatro horas.
El cannabis medicinal se puede utilizar de diferentes maneras: infusión, inhalación o ingestión.
La inhalación es la vía más rápida, porque los principios activos del cannabis van directamente a los pulmones y su absorción es más rápida. Se utilizan vaporizadores, unos aparatos que calientan el cannabis y hacen que los principios activos se volatilicen y vayan a los pulmones una vez se han inhalado. La diferencia con la combustión (fumar) es que esta segunda opción es más nociva porque están presentes algunos agentes cancerígenos e irritantes para las vías respiratorias.
La inhalación de cannabis tiene más posibilidades de producir efectos secundarios psicológicos. Sobre todo si el cannabis lleva mucho dronabinol, extremo que no podemos saber.
Interacciones con otros medicamentos
Antidepresivos inhibidores selectivos de la captación de serotonina: El THC puede aumentar el efecto de la fluoxetina.
Antidepresivos tricíclicos: El THC puede aumentar los efectos secundarios de la amitriptilina, que serían taquicardia, hipertensión y sedación.
Antiinflamatorios no esteroideos: La indometacina y el ácido acetilsalicílico reducen los efectos del THC.
Barbitúricos: Aumentan los efectos depresivos del THC y también aumentan la taquicardia que provoca el consumo de THC.
Benzodiazepinas: Pueden aumentar la depresión del sistema nervioso y a la vez también del sistema respiratorio.
Beta-bloqueantes: Reducen la taquicardia asociada al THC.
Etanol (alcohol): Puede aumentar el deterioro del sistema nervioso.
Opiáceos: Aumentan la sedación y la analgesia.
Teofilina: Los cannabinoides aumentan el catabolismo de la teofilina. Por tanto será necesario aumentar la dosis.
Anticolinérgicos: La atropina y la escopolamina pueden aumentar la taquicardia producida por el THC.
Disulfiramo: El THC interacciona con el disulfiramo, produciendo una reacción muy desagradable para el paciente. 
Si se está tomando algún medicamento, hay que contrastar siempre que no interaccione con las sustancias que contiene el cannabis.

Para leer mas:

Asociación pro-medicinas cannábicas (inglés)

Todo drogas

No eres +

La marihuana.com

Marihuana medicinal

Cáñamo

Yervagüena

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